viernes, enero 13, 2006

Algunas repeticiones de 300


En la foto: Felicitando a Juan Carlos Higuero en el Europeo Indoor 2005 en Madrid (algo se me pegará)


De 300.
El viernes pasado me tocaban series, pero por ser el día de los Reyes Magos se dieron las circunstancias de que no pude hacerlas y las pospuse para el día siguiente.

Cada vez temo más a las series, las temo porque siempre ocurre lo mismo, están tan bien planificadas que al final me dejo hasta la última gota.

En esta ocasión tuve de nuevo la suerte de contar con la compañía de Cipri en la pista de Tomelloso.
Habíamos quedado a las 11:30 y allí estuvimos los dos a la hora acordada, calentamos durante 20 minutos y después de estirar un poco y antes de hacer la activación Cipri me pregunta ¿Qué te toca? y le contesto tengo series de 300, 3 x (4 x 300) y dice: 3 x 3 ó 4 x 4 (y es que aunque el resultado matemático es el mismo, el resultado atlético no lo es) yo insistí, “creo que son 4 x 3” el dijo: bueno… pues vamos a hacerlas.

Ese “bueno” me dejó un gran interrogante, además me dijo: “en total son 12 trescientos, muchos me parecen”, el interrogante se hizo aún mayor. Cuando digo interrogante quiero decir MIEDO porque conociendo a Cipri que no se asusta por nada, hizo ese guiño a lo que me tocaba, estaba claro que el estaba viendo una jornada de series dura, muy dura (pero no para el, sino para mi).

Hacemos los ejercicios de activación y nos dirigimos al 100 para completar los 300 en meta.

Me propone ir alternando en las repeticiones, primer trescientos uno, siguiente trescientos otro y así sucesivamente, a mi me parece bien y le pido que salga el primero.

Las repeticiones se desarrollaron dentro de la normalidad, entendiendo por normalidad que la primera vez que recuperas entre repetición y repetición el tiempo parece exagerado y conforme van pasando las repeticiones ves que no es así, que en vez de sobrar falta tiempo para recuperar, hasta llegar a la nº 9 ó 10 en la que ya apenas recuperas, en mi caso creo que esto me llegó hacia la nº 7 u 8.

Total que nos plantamos en la nº 11 que le tocaba a Cipri, salimos corriendo y cuando llevaba 150 metros me quedé sin gasolina. Es curioso esto de aplicar este termino automovilístico en un ejercicio atlético, pero es que es cierto es como si fueras en el coche (o moto) y de repente te quedas sin gasolina, la inercia te lleva, pero el motor no responde, tu cerebro le manda ordenes a tus piernas pero estas no responden, como si tu sentado en el asiento del coche agarras fuerte el volante y das empujones con tu cuerpo para que el coche siga, algunas veces entra un poco de gasolina y da un tirón hacia delante, lo mismo pasa cuando vas corriendo el cerebro empuja y aunque tu vas a menos, recuperas un poco y metes un trallazo un paron un trallazo y así hasta meta.

La última repetición la hice como pude, pero lo peor como siempre estaba por llegar.
Me tumbe en la hierba y me vinieron los mil males, dolor de cabeza, mareo, “la vista tronchá” (algún día explicaré que es eso), y el paladar amargo, no se como decirlo el agua sabe mal y más que tomar algo lo que apetece es devolverlo.

Y entre tanto Cipri y Fran (que llego cuando estábamos terminando para ver como íbamos) hablando de competiciones, Dios mío se me iba un color y me venia otro, y los tios me hablaban como si yo en ese momento fuera persona, menos mal que se dieron cuenta y optaron por no hablarme y solamente animarme con unas sonrisas.

Luego ya de vuelta a casa aparecieron los síntomas de recuperación, me apetecía beber agua y además me estuvo buena y me bebí casi un litro, pero todavía no había tocado fondo y fui a menos durante todo el día hasta llegar al punto de no poder apenas levantarme de la silla después de cenar, aun así salí a tomar una copa (que no tome) y a las 2:00 de la madrugada por fin en la cama.

Al día siguiente otra vez a entrenar…