lunes, septiembre 29, 2008

I Edición de la carrera perfecta

- Voy a preparar la ropa para la carrera de mañana.
- ¿A que hora es?

- A las 9 de la mañana, pondré el despertador a las 7, he quedado con los del Club y los compañeros del Retiro a las 8 allí.

Cuando estoy de pie un poco inclinado programando la alarma del despertador, me recorre un calambrazo muy doloroso en la zona lumbar con sentido ascendente y descendente.

-¿Que te pasa?

-Ay, Ay, Ay que me ha dado un pinchazo. Inmediatamente caigo sobre la cama y noto como se suceden continuas replicas.

-Túmbate y levanta las piernas me dice Carmen.

Lo intento, pero no soy capaz, cada vez me duele más y apenas puedo moverme.

-Acuéstate para ver si se te pasa.
-No, voy a intentar levantarme y haré algún estiramiento.


Me levanto como puedo, y ando por el pasillo durante unos instante pensando (dentro de mi desconocimiento) que andando se puede colocar lo que parece haberse descolocado.

En el cuarto de baño me apoyo en el lavabo y poco a poco voy curvando la espalda intentando primero tensar y luego relajar la zona y conocer cuales son los movimientos que realmente me producen dolor.

Ya lo tengo claro, me duele cuando mantengo apoyado un pie en el suelo y el otro lo tengo en el aire, en esa posición se extiende un dolor punzante hacia las caderas.

Decido ir al sofá y tumbarme para leer un poco, esperando que me venga el sueño aunque ya adivino una noche difícil dando vueltas y pensando en si me dolerá o no en el momento de la carrera, en como evolucionará y en la rabia de que haya aparecido una lumbalgia a 9 horas de una carrera, ¡que mala suerte! me digo.

Esta carrera es un tanto especial por ser la primera de la temporada después del verano, muchos corredores compañeros de entrenamiento y del Manchathon la piensan correr, el circuito es perfecto y lo más importante “que sale de casa” sale junto al árbol en el paseo de coches del Retiro de donde parten todos los circuitos de 5 km., 3 km. 1 km. y donde nos reunimos a mediodía para estirar y empezar las series.

Me tumbo en el sofá con mucha dificultad y me pongo a leer, a cada capitulo que leo, me levanto, quiero decir me giro y caigo sobre la alfombra para poco a poco y sobre las rodillas ponerme de pie, para volver a probar el dolor apoyando mis manos ya de pie sobre la mesa estirando los músculos de la espalda como hacen los gatos y compruebo que sigo igual de dolorido.

Vuelvo a la posición de tumbado en el sofá y continuo con la lectura.

Las 2:00 a.m. y no tengo sueño, será por el dolor y la incertidumbre de la carrera de dentro de 7 horas.

Cierro el libro, me pongo a pensar y por supuesto decido correrla, en otras ocasiones también he entrenado aunque no al 100 % con una lumbalgia de este tipo, en este caso me resignaré y no intentaré hacer buen tiempo, solo terminar la carrera, me acuerdo de lo que suele decir mi padre “por más duro o intenso que realices un ejercicio, no te preocupes que un poco antes de reventar paras”, me alivia pensarlo.

La carrera para mi ha empezado ahora mismo, 7 horas antes de dar la salida en El Retiro y mi objetivo ha cambiado, mi objetivo ahora es presentarme en la línea de salida y correr en las condiciones que esté. La misma línea que atravesé el jueves pasado 40 veces junto a Jorge, Fernando y Juan Carlos haciendo 20 x 200.

Para estar a las 9 a.m. en la línea de salida echo mano de todo lo que puedo, de todo lo que he entrenado, de todo lo que he leído, de lo que he vivido, de lo oído, de lo dicho y escrito, tengo que estar mañana a las 9 a.m. en la línea azul como sea.

No quiero la derrotado sin intentarlo.

Después de estos pensamientos vuelvo a atender mi cuerpo, me duele la zona lumbar, no me puedo mover sin notar un intenso dolor, ahora la zona la noto muy caliente.

2:30 a.m. me voy a la cama sin esperanza de dormir mucho y doy vueltas y vueltas buscando la posición menos dolorosa.

Aunque el despertador lo puse a las 7 a.m. no ha llegado a sonar, toda la noche ha sido un duerme-vela despertándome cada vez que me giro para cambiar de posición. A las a 6:15 AM decido no intentar dormirme de nuevo y sigo en la cama hasta las 6:45 AM apagando el despertador antes de que suene.

Me levanto muy despacio y dolorido y lo primero que hago es de nuevo los estiramiento imitando a los gatos, apoyando las rodillas y las manos en la alfombra curvo una y otra vez la espalda hasta llegar al máximo dolor soportable, relajo y vuelvo a tensar, así durante unos minutos hasta que veo que parece que va remitiendo el dolor.

Me ducho, desayuno y vuelta a estirar, a medida que voy desperezando el cuerpo parece que se va produciendo el milagro, ahora puedo doblar la espalda y conseguir más curvatura con menos dolor.

Con la mochila a cuestas y en metro, me presento en El Retiro.

Madrid duerme se ven muy pocos coches circulando y sin embargo a las 8:00 a.m el Retiro es un hervidero de gente yendo y viniendo.

Muchas caras conocidas y poco a poco van llegando los compañeros, también los del Manchathon, extendemos la pancarta del club, recogida del chip, y el ritual de siempre, vaselina, calentamiento, baño, más calentamiento, un poco de estiramiento y a la línea de salida.

El tiempo pasa muy rápido, en esta ocasión hemos tenido suerte y nos hemos colocado junto a la línea de salida.

Estamos colocados junto a Abel Antón que nos comenta el ritmo que llevará y también nos confiesa que ya no hace series y solo corre 4 días a la semana.

Pistoletazo de salida y a correr, la temperatura es ideal, viento totalmente en calma y las anchas calles por donde transcurre la carrera totalmente limpias de coches, un lujo.

La carrera transcurre por las calles y sitios más emblemáticos de Madrid y en cada uno de estos sitios suena una música diferente, en la Puerta de Alcalá la canción de Victor Manuel y Ana Belen, en Cibeles el himno del Real Madrid, en Neptuno se oyen historias del Atlético de Madrid, en Sol un grupo de música anima con sus canciones en vivo a los corredores, etc.

Los primeros Kms son de bajada y decido no ir rápido ¡que me conozco!, muchas veces salgo “a record del mundo” (como dice Fran) y luego voy a menos.

En el km 2 espera Miguel Lorenzo para hacerme unas fotos y luego acompañar a un colega suyo durante unos kilómetros, unos metros antes le grito ¡Miguel, Miguel! (es lo que habíamos pactado) y él aparece con la cámara en mano, dispara y me anima, ¡vamos habanero! creo oír.

Ya estoy en ritmo de carrera y me dejo llevar con el único pensamiento de que no apriete el dolor lumbar, este siempre aparece cuando subo una cuesta.

Sol, Opera, Palacio Real, Sol otra vez, van pasando los kilómetros y así llego a la Cuesta de Moyano y enfilo hacia El Retiro aguanto el dolor de espalda de la subida
y pienso que una vez pasada la cuesta solo queda alargar la zancada durante un km. y pico más hasta llegar a la puerta de entrada al Retiro, una vez dentro finalizar los últimos 800 metros con un largo sprint, así lo hago y sin apenas darme cuenta me planto en la alfombra de meta donde mi chip pita a la vez que el de otros corredores y la pisada blanda en la alfombra me dice que ha acabado.

Desacelero, me paro y pienso “hecho”.

Oigo el silencio, me oigo a mi mismo.

CorriendoEnElRetiro.

7 comentarios:

Fernando Lázaro dijo...

Yupiii! Vicente ha vuelto!!!

Borjatube dijo...

Que importante es oirse a si mismo.
Estupendo relato Habanero. Haz más el perro y no tanto el gato, McManaman.

Borja
:-)

CorriendoEnElRetiro dijo...

Fernando, aquí ando de nuevo.

Don Borja, cuanta razón tienes aunque intentaré hacer más el lince.

Saludos y gracias por leerme.

Anónimo dijo...

Hacía tiempo que no leía en este blog la esencia de ti mismo.
Hacía tiempo que no leía un relato íntimo como este.
Pero sigues siendo el mismo.
Muchas gracias.

Vicente Rodrigo dijo...

Muchas gracias a ti anónimo por leerme.

Muchas gracias.

Anónimo dijo...

EL QUE NO ARRIESGA NO GANA..ENHORABUENA. naisa

CorriendoEnElRetiro dijo...

Tienes razón Naisa.

Muchas gracias por leerme.

Un beso.